La afectación grave a los recursos de las participaciones federales a los municipios, Ramo 28, vendrá para la gestión 2016. La razón es que el presupuesto para el próximo año ya deberá incorporar al cálculo del Fondo General de Participaciones, el pecio actual del petróleo cuya tendencia hasta el 2018 -según las predicciones-, no tendrá incrementos de consideración.
Realista e inteligente es la estrategia del gobierno federal para la elaboración de su presupuesto anual 2016. Básicamente consiste en no trabajar sobre el presupuesto del año anterior, como es lo acostumbrado, y empezar de cero. De acuerdo con algunos especialistas realizar el Presupuesto Base Cero en 2016 resulta inviable ya que requeriría modificaciones legales y constitucionales. Seguramente lo mismo aplicaría para los municipios, según las disposiciones estatales en la materia. Pero la idea central muy rescatable, consiste en llevar a cabo una revisión exhaustiva de los programas y gastos actuales, a partir de las disposiciones legales constitucionales que les marcan competencias y facultades.
Creo que ésta es una tarea fundamental. Actualmente los gobiernos municipales han acumulado en su quehacer una enorme cantidad de servicios y programas que no son de su competencia pero que con frecuencia, sirven para posicionar políticamente al alcalde en turno. En ocasiones, son los congresos locales, que, con ánimo de trascender como legisladores, asignan crecientes obligaciones a los ayuntamientos sin prever los recursos correspondientes. Así por una u otra razón, hay ayuntamientos que tienen programas no previstos en sus asignaciones presupuestales de ley: educación superior, investigación, cultura, salud, apoyo a mujeres, becas, proyectos productivos, festivales, ferias, etc., etc. He visto presupuestos municipales con programas como relaciones internacionales, o apoyo a las acciones prioritarias de la ONU.
Lo anterior en detrimento de los servicios obligados por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su art. 115. Es notable el descuido en panteones, mercados, rastros, alcantarillado, vialidades, iluminación, seguridad, limpieza, eliminación de residuos sólidos, entre otros. La desatención a las zonas más pobres de los municipios es evidente (sin luz, agua ni drenaje, llenas de basura). Aquí es donde creo que habría de rescatar la idea del presupuesto base cero: volver a definir los programas y servicios municipales prioritarios, básicos; comenzar por el mandato de la Constitución Nacional y seguir con la constitución local en la medida de lo posible.
Planear una doble estrategia: 1. Rescatar y presupuestar lo importante y obligatorio. 2. Realizar una constante, efectiva y transparente gestión de recursos, con el gobierno estatal y federal, para financiar otros temas como los mencionados en el párrafo anterior, mediante acciones propias o coordinadas con otros municipios, sin recurrir a prácticas deshonestas como ha sido el caso de la participación de diputados federales y los “moches”.
Un gobierno municipal responsable necesariamente debería de estar elaborando ya su presupuesto de egresos 2016, considerando la baja importante en los recursos federales, aplicando los criterios arriba anotados. Adicionalmente, en el presupuesto hay renglones irrenunciables pero negociables, como el pago de la deuda; otros costosos a corto plazo, pero benéficos a la larga, como la indispensable reducción de la plantilla laboral; y aquellos que muy poco beneficio efectivo han aportado a los ayuntamientos, la contratación de despachos y asesores de dudosa eficiencia y rectitud. Finalmente, desde luego, se hace imperativo y definitivo eliminar rubros como viáticos, congresos, parque vehicular, celulares, gasolina, entre otros, para autoridades, empleados y funcionarios municipales.
En suma, volver a lo básico.